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El polvo metálico representa quizás el mayor riesgo de explosiones e incendios en la industria de la maquinaria, en especial cuando se procesa aluminio y sus aleaciones. El procesamiento de piezas de trabajo metálicas libera polvo que se vuelve muy explosivo al combinarse con un agente oxidante. Los ejemplos típicos incluyen aluminio, magnesio, titanio o zinc y las aleaciones en donde son un componente importante.
Durante los procesos de producción industrial se liberan al aire pequeñas partículas del material a granel. Estas partículas se arremolinan con el movimiento del aire y fácilmente alcanzan concentraciones explosivas. El contacto de este polvo con una fuente de detonación produce una explosión. Este riesgo de explosiones es mucho mayor en espacios cerrados.
En la mayoría de los casos, se trata de un tratamiento superficial mecánico, como esmerilado, granallado o corte. Esto es un riesgo de la industria automotriz, en la producción de llantas de aluminio y partes de aleación, como carrocerías o frenos. En la industria de la construcción, ocurre, por ejemplo, en la producción de perfiles de aluminio. En las máquinas CNC para procesar piezas de trabajo a partir de aleaciones de materiales metálicos, existe un alto riesgo de incendios devastadores.
Los polvos metálicos tienen una serie de propiedades específicas diferentes a los polvos comunes como el almidón, la harina o el azúcar. En todos los polvos, los parámetros explosivos cambian según el tamaño del grano y en los polvos metálicos este fenómeno es extremadamente pronunciado. En los polvos orgánicos, la diferencia de los parámetros entre polvos gruesos y extremadamente finos se encuentra en el rango de decenas de puntos porcentuales, pero en el polvo de aluminio este rango es de centenares de puntos porcentuales. Cuanto más fino es el polvo metálico, más destructiva es la explosión.
Una ignición y la subsecuente combustión se producen cuando en el mismo lugar y al mismo tiempo se encuentran:
En los equipos de procesamiento industrial, que normalmente pueden consistir de un secador por pulverización, una artesa vibratoria, un ciclón, etc., se puede producir una reacción en cadena de explosiones en determinadas circunstancias, ya que los equipos están conectados por un sistema de transporte neumático. Subestimar el riesgo de explosiones puede tener graves consecuencias que pueden resultar incluso en la pérdida de vidas humanas y la destrucción de equipos y edificios enteros.
En la actualidad, la tecnología permite identificar con antelación todos los riesgos posibles. La directiva ATEX 153 establece la obligación de aplicar medidas preventivas adecuadas a fin de proteger vidas humanas y equipos de producción contra las devastadoras consecuencias de una explosión.
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